05 diciembre 2010


Las grandes verdades no suelen estar en los carteles de carreteras, sino encerradas en las mentes. Cerca del precipicio que supone juzgarse a uno mismo, juzgar esa locura a punto de dar la luz. Aparecen cuando te señalas a ti mismo por hacer algo que va en contra de lo que creías, sí creías, ya que lo pasas a pasado y entiendes que progresar es dejar atrás algunos verbos. Y la mente te acribilla y eres tan inútil, tan incapaz de sentir nada digno que te callas y nunca las dices.

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